Ayer salía un artículo en el periódico español El País titulado Por qué el síndrome de la chica con suerte es el último ejemplo de positividad tóxica sobre el que me gustaría explicar algunos detalles porque refleja la gran confusión y falta de conocimiento que existe respecto a este tema.

El síndrome de la chica con suerte o la creencia de que obtendrás aquello que deseas de una determinada manera se ha popularizado en los últimos años con el apoyo de algunos gurús e influencers que defienden las llamadas manifestaciones o el poder de las afirmaciones. Según ellos, si tú deseas algo de verdad, lo visualizas y realizas una serie de rituales más o menos complejos, lo obtendrás a ciencia cierta. En humanología contamos con una explicación muy clara, de dónde está el error en esta teoría y en su puesta en práctica.

 

Una visión positiva de la vida no es de por sí indeseable ni dañina

Una visión positiva de la vida no es de por sí indeseable ni dañina, siempre que se tenga y maneje, como todo, de la manera correcta. Lo desafortunado es que en este caso, como en muchos otros, multitud de charlatanes y personas sin formación se autoproclaman expertos y comienzan a impartir un supuesto conocimiento a sus semejantes que, de creerlos, pueden caer en situaciones hasta peligrosas. Ver la vida desde un prisma solo positivo, por ejemplo, no permitiéndonos  ninguna emoción negativa o confiar a ciegas en una supuesta suerte o capacidad mágica carece de todo fundamento científico e incluso sociológico. Los humanos somos seres complejos y una sobresimplificación de nuestra manera de vivir y actuar tiende a reflejar una falta de cimientos sólidos o una carencia de conocimiento. Es fundamental conocernos y comprendernos de verdad para vivir la vida de la manera que a cada uno de nosotros nos sirva, pero siempre desde el saber. Al igual que ocurre con la fe de quienes defienden su poder para manifestar realidades a través de su capacidad mental, hemos de estudiar de dónde surge esa premisa, qué base científica tiene y si la persona que nos la está proponiendo dispone de la formación adecuada para sustentar lo que defiende.

¿Qué hay de cierto en esa creencia? Algo, pero no mucho. Sí es verdad que la repetición o afirmación de ciertas frases nos puede llevar a sentir que hemos creado algo en nuestra realidad. Pero se trata de una creencia personal. Es una sensación causada por una serie de circunstancias que me gustaría aclarar.

En primer lugar, en diversas ocasiones te hemos explicado que existe una parte de nuestro cerebro que se conoce como sistema reticular activador ascendente (SRAA) que, entre otras funciones, nos lleva a enfocar nuestra atención consciente sobre determinadas partes de la realidad que estamos experimentando, y no sobre otras.

¿Qué significa eso en este caso? Cuando miramos, escuchamos, olemos, sentimos o degustamos lo que se encuentra en nuestro mundo en un momento dado, nuestro cerebro recibe muchísimos bits de información simultáneamente y no tenemos la capacidad de manejarlos todos de manera consciente a la vez. Por lo que la inmensa mayoría de los datos pasan directamente al subconsciente, en donde se almacenan o se utilizan para ciertas funciones.

Lo que sí selecciona nuestro cerebro a través de SRAA lo tenemos presente y somos muy conscientes de ello. Un ejemplo de lo que te estoy contando sería ir al cine: tu mente no suele darse cuenta de muchísimas cosas que están ocurriendo en la sala porque está concentrada en la película. Si te preguntan después por la temperatura de la sala, es posible que recuerdes si tenías frío o calor. Pero lo más probable es que, mientras estés metido en la película, lo que estás viviendo sea la trama de esta.

Te hablo del SRAA porque, una de las cosas en las que él se suele centrar a diario son aquellas partes de nuestra realidad en las que ya creemos, para confirmarlas una y otra vez. Cuando una persona duda de alguna de sus creencias, se siente insegura. Probablemente te haya pasado. Por eso, nuestro cerebro utiliza el SRAA para buscar confirmación a nuestras creencias en nuestro día a día.

Todos los seres humanos intentamos evitar la incertidumbre y la inseguridad. Así, si tú crees que los perros son peligrosos y te cruzas con alguno en tu camino, tu SRAA lo resaltará sobre la demás información que recibes de tu entorno, para que veas al perro conscientemente. Mientras que, si te son indiferentes, probablemente ni te des cuenta de que está ahí. Tu SRAA confirmará lo que ya crees, para que estés tranquilo la mayor parte del tiempo posible.

 

No podemos convertir en realidad nada que no dependa solo de nosotros mismos

Ese es el primer punto; el segundo tiene que ver con las propias afirmaciones. Nosotros no podemos convertir en realidad nada que no dependa solo de nosotros mismos. Esto es fundamental y uno de los fallos más serios que cometen los supuestos profesionales en estos temas.

Cuando la gente empieza a repetir frases o deseos sin ton ni son, en realidad solo están haciendo eso, repetir frases. Eso no tiene el poder de convertirlas en realidad. Algo muy distinto es reforzar una de nuestras creencias de manera consciente. Nuestras creencias se refuerzan y afianzan en nuestro sistema por repetición y por cargas emocionales. Si yo comienzo a reforzar mi creencia y lo hago de manera que solo dependa de mí, puedo llegar a conectar mi SRAA y de esa manera encontrarme con la verificación de esa creencia en mi realidad. ¿Estoy manifestando algo? ¡NO! Solo estoy haciendo lo que llevo toda la vida realizando, aunque quizá de una manera más consciente.

Imaginemos un caso. Quiero hacerme millonaria, un ejemplo muy utilizado por muchos de los charlatanes que hay en el mercado. Por mucho que repita gano la lotería un millón de veces al día, no voy a influir en los resultados del bombo. Ahora bien, si comienzo a creer y repetir algo como tengo dinero suficiente para vivir bien, comenzaré a encontrar situaciones en mi vida que así me lo demuestren. Mi SRAA me las enseñará con diversos ejemplos una y otra vez, aportándome tranquilidad y confianza. Con el tiempo, sentiré que de verdad tengo dinero suficiente para vivir bien y mi afirmación será realidad, haciéndome sentir bien. Cuidado, por otro lado, porque toda creencia negativa también la confirmarás una y otra vez.

 

No te dejes engañar por charlatanes

Las manifestaciones y afirmaciones, por lo tanto, sí tienen un valor positivo en nuestras vidas, siempre que se sepan manejar, acotar y utilizar de manera correcta. Su impacto aumenta nuestra sensación de seguridad y mejora nuestra autoestima, pero nada tienen que ver con la magia o supuestos superpoderes de nuestra mente para crear realidades que no existen.

No te dejes engañar por charlatanes. Si quieres aprender a hacer las cosas bien, consulta con un profesional que esté formado y tenga mucha experiencia. Toma las riendas de tu vida en tu mano desde el conocimiento porque, como en este caso, tu suerte depende de cómo manejes tus creencias.

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